Puede que sea el lugar más encantador de todo Vietnam. Tranquilo, artesanal y lleno de pequeños restaurantes, es el lugar idóneo para aprender todas aquellas cosas que alguna vez hemos querido hacer: desde tejer un patrón a mano o diseñar unos zapatos hasta aprender a cocinar comida asiática o entender la historia del país. Por la noche, como marca la tradición, la ciudad queda iluminada con sorprendentes faroles que se reflejan en el lago. ¿Quién puede resistirse a Hoi An ?
Hoi An, VietnamPor qué Hoi An debe ser tu próximo destino
1. Es la Barcelona de Vietnam. O al menos ese es uno de los sobrenombres de esta encantadora localidad. La razón de tal apodo es que sus callejuelas de colores ocres y las tiendas de artesanía en cada esquina recuerdan al casco antiguo de la Ciudad Condal.
2. Pero también se parece a Venecia. Y lo hace por un maravilloso motivo: el silencio de no permitir la circulación de coches y motos. En un país en el que prácticamente todo el mundo va en moto, es esperanzador encontrar un lugar tan tranquilo y poco transitado.
3. Oficios artesanales. Pero vayamos a las cosas prácticas. ¿Qué otro lugar del mundo tiene mejores sastres que Hoi An? Seguramente ninguno, al menos por lo que se refiere a calidad/precio. Con más de 400 artesanos nativos, es un destino obligado para los fanáticos de la moda. Si siempre has querido tener uno de los trajes de Los Oscar o de la Berlinale, este es tu lugar: los copian perfectamente y los adaptan a tus medidas.
4. La experiencia de ir al modista. No se trata sólo de comprar, sino de vivir de primera mano la sensación de ser modelo. ¿Cuándo es la última vez que te han tomado las medidas? Si la respuesta es ‘nunca’, no puedes dejarlo escapar. Los zapatos también se hacen a medida, rodeando el perímetro de tu pie con un lápiz sobre un caucho que se convertirá en suela. Y todo en un tiempo récord.
5. Por los faroles. Llenan todo el centro de colores brillantes e intensos que quitan protagonismo a las estrellas. Como si fuera una feria de Navidad, pero durante todo el año. Pasear por sus calles a partir de las ocho tiene algo de mágico, en parte por el intenso olor a incienso y especias de sus calles
6. Por las noches de fiesta. No esperéis música alta ni grandes fiestas hasta el anochecer, sino más bien momentos en los que todas las luces se apagan y las calles quedan iluminadas por la luz de las velas, con artistas y músicos que llenan el centro histórico con canciones. Es la Hoi An Legendary Night y se celebra una vez al mes, con luna llena.
7. Pasado intercultural. Como todo centro de comercios que se precie, Hoi An está acostumbrada a recibir gente de diversas culturas. Esta mezcla se percibe en la arquitectura del casco histórico, con casas de inspiración francesa que comparten terreno con pagodas y templos orientales. La UNESCO le echó el ojo en 1999 y proclamó al casco antiguo Patrimonio de la Humanidad.
8. Esencia romántica. Justamente este casco histórico y el entorno junto al río hacen las delicias de cualquier pareja enamorada. O de cualquier pareja en general. Porque el plan no puede ser más bucólico: pasear entre callejuelas que nos transportan al pasado, cruzar puentes sobre el río y perderse en las callejuelas de antaño. Azúcar en vena.
9. Oda gastronómica. Llena de tiendas y cafés, la ciudad es un auténtico restaurante al aire libre, con propuestas culinarias para todos los gustos. Pasea con tranquilidad por las callejuelas y descubrirás comida de todo el mundo, servida en terrazas al aire libre o con carritos por la calle. Olvida las dietas y abraza los nuevos sabores, que incluyen cocktails con mango y otras frutas exóticas de las que nunca aprenderás el nombre.
10. Comida autóctona. Hay dos platos propios de Hoi An: los esponjosos banh bao con gambas, conocidos popularmente como ‘White Rose dumplings’ –nombre que pusieron los franceses por su aspecto de rosa blanca-, y el cao lau, unos fideos servidos con carne de cerdo y menta. Se dice que los auténticos se hierven con agua de un pozo secreto, y que los mejores se hacen en casa amasando la pasta con las propias manos.
11. Aprender a cocinar. ¿Siempre has querido aprender a cocinar un plato asiático? Esta es tu oportunidad, porque decenas de restaurantes ofrecen cursos de cocina (sobre los 30 euros) en lo que pasas un día entero aprendiendo los secretos de la gastronomía vietnamita. Primero compras los ingredientes en el mercado local y después aprendes las instrucciones de cocción con un chef experto. Un suvenir de los más culinario.
12. Historia en directo. Esta es la sensación que tenemos después de caminar por la ciudad vieja. Aunque tiene un punto innegablemente turístico –rozando a veces la sensación de parque temático- el lugar merece mucho la pena. Lo han montado para que, con un sólo ticket, puedas entrar hasta en cinco de los edificios del centro, que incluyen museos, casas de comerciantes, pagodas y el imprescindible Puente japonés. Como volver al pasado.
13. Centro de cerámica. Entre estos museos, destaca el de cerámica, que muestra objetos muy bien conservados de origen japonés, chino y vietnamita que van desde el siglo XVI al XVIII. Otra opción es visitar el Museo de Cultura Popular, ubicado en una impresionante casa de madera, y el Museo de Historia y Cultura, que muestra fotografías y mapas de otras épocas.
14. Casas centenarias. Si tenéis que elegir una casa para visitar, la respuesta es fácil: dirigiros a la de Quan Thang. Sus paredes guardan secretos desde hace más de 150 años, siendo la mayor parte del tiempo una casa de comerciantes. Cada detalle del interior está elaborado por artesanos de los alrededores, respetando un aire chino que reina en todo el edificio.
15. La estampa turística. Si hay un símbolo que represente a Hoi An, ese es el puente japonés del siglo XVI, que comunica el barrio nipón con el barrio chino. Se supone que justo debajo se encuentra el corazón de toda Asia –algunos dicen que es el corazón de un ser extraño parecido a un dragón-, una leyenda que remarca la importancia de la ciudad como centro del comercio de la zona.
16. Cerca del campo. A las afueras de Hoi An encontramos los típicos campos de verde intenso, agricultores luciendo sombreros cónicos y gente sin casco paseando en moto. Todos los tópicos de uno de los países más encantadores de Asia. De hecho, uno de los planes más solicitados es alquilar una motocicleta y visitar las afueras, descubriendo los pequeños pueblos de los alrededores.
17. Hué no está tan lejos. Y esa es una gran noticia, porque es la segunda ciudad más bonita de Vietnam. A una hora en coche, la antigua capital imperial deja a cualquiera boquiabierto. Aquí vivieron los emperadores Minh Mang y Khai Dinh, que construyeron una impresionante Citadel inspirándose en la Ciudad Prohibida de Pequín. Un must viajero en toda regla.
18. My Son también queda cerca. Este particular nombre se refiere a un conjunto de setenta templos hindúes del siglo IV al XIV dedicados a Shiva. Aunque muchos de ellos fueron destruidos durante la Guerra de Vietnam, todavía conservan un aura tan especial que tienen el sobrenombre de “el pequeño Angkor Wat”. Una escapada perfecta para pasar el día entre las noches afaroladas de Hoi An.
Fuento: traveler.es